viernes, 17 de agosto de 2007

un día de tantos



Después de abandonar el nido que me albergó cinco meses en la hermana república de los sopes, peceras y smog, esto había llegado a su fin y fue así que dije adiós a mi querida Elenita, mi segunda madre en aquellas tierras tan cercanas y tan lejanas, con una triste despedida me entregó un pensamiento muy bonito y ante mi partida sólo alcanzó a decirme espero que vengas para tu maestría con los ojos cristalinos y yo me despedí mandándole un beso con la mano.
El día parecía no ayudarme mucho pues el cielo nublado y el clima algo bochornoso me hacía revolver más ya mis confusas ideas.
Cuando culminó la triste despedida, parti en un taxi hacia la Terminal de autobuses para alojar momentáneamente el equipaje que tenía los sueños que albergué en aquella ciudad tan hermosamente caótica, abordé el metro y bajé en la estación “Allende”, mucha gente para aquellos pasajes tan pequeños.
Después y ante el crujimiento típico de las tripas a eso de las tres y media de la tarde paré a comer, por qué no, en el “Sanborns de los Azulejos”, famoso porque ahí comieron Zapata y Villa, pequeñísimas figuras de nuestra historia jeje. En este tan acogedor recinto histórico que está dentro de las envolventes e interesantísimas calles de esa enorme ciudad, comí tranquilamente antes de ir a mi punto final: el Palacio de Bellas Artes cuya imponente y hermosa arquitectura siempre me impactan y siempre me recuerda la enormidad de la ciudad junto con la torre latinoamericana.
Ahí pues se encontraban las obras reunidas de Frida Kahlo, algo por demás importante ante la conmemoración de los 100 años de su nacimiento.

Frida de Diego
Frida de todos
Frida de nadie, Frida de Frida

Con actitud nerviosa fue mi llegada al pensar que el retraso en el recorrido ponía en riesgo mi oportunidad de ver todas las obras reunidas de la pintora más famosa del mundo, obras que vinieron de lugares tan lejanos y desconocidos como Japón, de coleccionistas privados, de museos de EEUU, de los propios museos mexicanos que albergan en sus colecciones cuadros tan apreciados como los de Kahlo.
Hay dos salas, la primera tiene las pinturas, la cual está dividida en autorretratos, retratos, bodegones, etc; la segunda está dedicada a las fotografías de ella, la que más me llamó la atención fue donde sale con la gringa, porque está ha servido para cuestionar la sexualidad de Frida junto con una de sus obras más aclamadas “las dos Fridas”, también expuesta y exhibida en la entrada como una bienvenida a la inmensidad de emociones que vienen después de ver estas obras tan hermosas.
Antes de partir eché un vistazo a los libros y después de regreso a la ciudad de los “ángeles”.
Fue pues una montaña rusa de emociones ese día, pero…¿qué día no lo es?

Viajera Imaginaria®

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