domingo, 26 de agosto de 2007


…DE LAS TRADICIONES Y DE MI RAIZ

Yo soy de una ciudad, me pierdo entre el asfalto y la multitud, pero siempre hay algo que me ubica, que no me deja perderme:
La familia y lo que viene de ella: la cultura y la tradición.

Empezaré hablando de mi raíz con la que tengo contacto constante…
La familia paterna siempre ha sido muy grande por consecuencia las fiestas siempre son muy grandes, nunca faltan los niños corriendo, los cuales algunas veces salen heridos de entre tanto relajo y en algunas ocasiones sus travesuras van más allá, como cuando a mi padre dos primitos le chocaron con un carrito eléctrico, claro el quedó con tremendo dolor de espalda y un gran enojo por no poder decir nada ante el sobrepasado acto.
La comunicación es constante…las tías en las reuniones siempre sacan la pregunta obligada: ¿y tu para cuando? (refiriéndose a tener bebés)… Dios! Si apenas estoy saliendo de la adolescencia, y si no sé que comí en la mañana y qué comer en la noche, si tengo mi cuarto con soberano desmadre, qué voy a hacer con un chillón que me exija que le cambie el pañal o que le dé su sagrado alimento. La vida no puede ser : reproducirse, aguantar cuernos o divorciarse, tener nietos y morir…
En las fiestas de la familia hay dos cosas no deben faltar: comida y bebida…tiran la casa por la ventana, si se trata de la fiesta del pueblo: o sea de la Santa Patrona, se compran guajolotes (pavos) y en algunas ocasiones cerdos, mucho pollo y se hacen montonales de tortilla para acompañar los platillos… se acostumbra a ser generoso, pues hasta el que vaya pasando por la calle puede entrar a la fiesta, y eso es de verdad! No miento!, así se acostumbra y en otros pueblos de la zona, cuando se trata de una boda bailan literalmente los regalos!... si es una estufa pues entre cuatro personas y si es una tele, seguro que lo tendrán más fácil…
En caso de que alguien fallezca las tradiciones son llevar música de la iglesia hasta el cementerio, puede ser mariachi o banda, la canción preferida “las golondrinas”, la piel se pone chinita y la nostalgia llega hasta los huesos. Antes, en el velorio, a la gente deben darle café con pan de dulce, después del rosario, y durante se contrata gente para rezarlo y para cantar durante la misa; generalmente señoras mayores que se saben perfectamente, al pie de la letra todo el protocolo religioso y cuyas voces agudas impactan a la gente presente.

Agradezco todo lo que me ha dado la cultura y tradición de mi pueblo, la mitad de mi raíz, hablo más de mi parte paterna, pero me hubiera gustado más estar en contacto con la raíz materna, de la que está en la sierra norte, donde la neblina baja y el frío cala; las fechas donde la tengo presente son dos veces al año, cuando mi familia y yo vamos a enflorar las tumbas de mis abuelos, cada día de muertos y diez de mayo, cada que mi madre platica de lo que fue crecer en un rancho, donde los lobos aullaban y donde todavía se tomaba leche de vaca vaca (o sea de la real). Sin embargo me encanta ir ahí donde están los míos, vivos o muertos, porque así sé de donde vengo y me recuerdan a donde tengo que ir…

1 comentario:

Elder Bastidas dijo...

Tu blog es bueno, sigue escribiendo,

Desde Españ un beso

Elder Bastidas

http://elderbastidas.blogspot.com/